Kotorantá!!!
Ésta
es la última entrada que hacemos desde Diabugu, desde Gambia y, en definitiva, desde África... al menos por ahora.
Dejamos
atrás otra etapa, dejamos atrás cinco meses que han
marcado considerablemente nuestras vidas.
Aunque
todo el mundo nos recomienda no hacerlo, es inevitable comparar esta
experiencia con la vivida anteriormente en la India. Y no creemos que sea algo malo,
sino todo lo contrario. Compararlas te ayuda a ver las diferencias, a darte cuenta que ambas experiencias te han cambiado, de distinto modo, pero las dos te han aportado
cosas que sin haberlas vivido nunca hubieras llegado a tener. Gracias
a ambas experiencias podemos decir que somos distintos, que ya no somos aquellas personas que
lo dejaron todo hace ya un año y medio.
Si tuviéramos que definir ambas experiencias en pocas palabras...
Si tuviéramos que definir ambas experiencias en pocas palabras...
La India
ha sido una experiencia muy enriquecedora a nivel sentimental. De allí nos llevamos una segunda familia, a 20 niños increíbles y a personas maravillosas.
Gambia
ha sido una experiencia enriquecedora a nivel educativo, hemos vivido momentos y
situaciones que nos han hecho aprender muchísimo, nos han hecho plantearnos y
analizar cosas que nunca antes nos habíamos parado a pensar.
Es otro mundo, imposible de imaginar si no se ha estado ahí. Hemos vivido sin agua corriente, sin electricidad y con una mala conexión a internet.
Es otro mundo, imposible de imaginar si no se ha estado ahí. Hemos vivido sin agua corriente, sin electricidad y con una mala conexión a internet.
Pero
a todo hemos acabado acostumbrándonos. Nuestra casa, qué podemos decir de nuestra cabañita, todos
la habéis visto.... También a eso nos acostumbramos y
sabemos que echaremos de menos el que ha sido nuestro hogar durante cinco meses.
Echaremos
de menos tantas cosas y a tantas personas que han formado parte de todo lo
vivido aquí... Quiero dar las gracias a todas ellas, por contribuir a hacer
esta experiencia tan increíble. Y la única forma que se nos ocurre para hacerlo es
presentando los.
Nos
acordaremos innumerables veces de:
Musa
Sakolly (Dabo). No sólo el encargado del "Proyecto Escuela", sino también nuestro amigo. La
primera persona que nos dio un paseo por el pueblo el primer día que llegamos, sin dar crédito a lo que estábamos viendo... Aún lo recordamos como si fuera ayer.
Ami
y Tacko (Keita). Nuestras vecinas y amigas, que nos traían mangos cada vez que tenían, con las
que hemos compartido muchas tardes hablando, o mejor dicho, tratando de hablar una mezcla de
inglés-sarahule-español mientras nos reíamos sin parar. Gracias Tacko por las
lágrimas que se te cayeron el último día al abrazarnos, significaron mucho para
mi.
Familia
Konteh: Ebrima, Chetou y sus 3 hijos, Bubacar, Mamadou, Musa y el "Gordito". Durante tres meses han sido los vecinos
con los que más momentos hemos compartido. Nos hemos reido con Chetou, hemos
jugado con los niños y el "Gordito" dio sus primeros pasos conmigo tras pasar dos
semanas practicando un rato cada tarde. Finalmente, ¡conseguí que se pusiera de pie por sí solo!!
Los
trabajadores y las mujeres hospedadas con sus hijos en el CREN (Centro de Recuperación y Educación Nutricional) de Basse. Que nos mostraron la cara más dura de África, la de la malnutrición. Pero que también nos hicieron pasar unos días inolvidables entre bailes y risas, durante los días que estuvimos viviendo allí. Cuando nos despedimos para volver a casa quisieron que bailara con
ellas danzas africanas. Lo hice lo mejor que pude:
Muhammed (Tiger). Una gran persona. Un chico que vino a Diabugu en busca de trabajo para
poder enviar dinero a su familia en Senegal.
Vivía en una habitación alquilada junto a la familia Konteh, y nos instauró
el viernes tarde como día oficial del té. Cada semana estaba puntual en casa
con sus utensilios para preparar ataya
(té negro) y pasar la tarde charlando con nosotros. Una de las personas que más nos ha
ayudado y más afecto nos ha dado. Él, junto a Musa, era el que acudía al rescate
cuando había que pelear con murciélagos o ratas que se colaban en casa.
Candeh. Compañero de fútbol de Iván y uno de
sus mejores amigos. Cada noche pasaba
por casa para ver que tal estábamos y charlar un rato. En época de mangos siempre se acordó de nosotros,
preparaba una bolsa y nos la traía. Una noche le invitamos a probar comida
europea por primera vez. Un plato de pasta con sofrito de cebolla, tomate y
berenjena. Nunca más volvió a quedrase a cenar.... ¡parece que no acabó de gustarle!
Los niños de Diabugu. Todos los niños que cada tarde
venían a la puerta de casa a jugar un rato con nosotros, que nos acompañaban a
comprar y a dónde quisiera que fuésemos. Ellos son la sonrisa de un país que les falta de todo, ellos los que nos han hecho sentir que valía la pena
estar allí día tras día.
Nuestros amigos que trabajan en otras ONGs (Pere, Roser, Quisma, Jaume, Marc, Gloria,
Enric, Guillermo). Pasar tiempo con ellos nos ha permitido volver por unas horas a nuestro país, a
nuestras costumbres... Hemos podido hablar con gente que nos entiende y que comparte
nuestra forma de pensar. Ellos han sido nuestra desconexión de África cuando lo hemos necesito.
Ansumana. El coordinador de la contraparte en
Gambia, un crak. La persona que más nos ha ayudado, que más fácil nos ha hecho el trabajo. Sin
una persona como él a nuestro lado todo hubiera sido mucho más difícil y
costoso. Una persona emprendedora que nos ha enseñado mucho.
Pero
a quien más tenemos que agradecer todo lo que nos ha pasado estos cinco meses es al
equipo de Amics i Amigues de Diabugu Batapa (AADB), que trabaja desde Santa Coloma y que sin ellas jamás hubiéramos tenido la
oportunidad. Nada de lo que le ha pasado a Diabugu hubiera sido posible sin sus grandes corazones. A nosotros, sin conocernos de nada y tan
solo mediante un email enviado des de la India hace casi un año, nos brindaron
la oportunidad de poder ir a ayudar a su ONG. Cada día de los que hemos pasado
allí nos hemos sentido apoyados y arropados por ellas. Son unas mujeres excepcionales.
Pero
no podemos acabar sin agradecer en especial la ayuda y gran labor de Meritxell. La persona
que, desde Santa Coloma, ha estado con nosotros todos y cada uno de los días que hemos pasado allí. Ha vivido con nosotros a través de internet el día a
día, ha pasado noches sin dormir preocupada por nosotros, ha reído y ha llorado
cuando hablábamos por Skype... esta historia no hubiera sido lo mismo si
ella no hubiera estado. GRACIAS MERITXELL!!!!!
Ndaga Diabugu, ¡hasta siempre!!
Aunque nuestra aventura no acaba aquí. Empezamos otra nueva etapa, nuestro nuevo destino es...