lunes, 14 de noviembre de 2011

Laos – LUANG PRABANG

Sàt-wà-dee!!!

Una vez visitada la capital, cogimos un autobús que en tan solo 13 horas nos llevó hasta Luang Prabang.

En principio queríamos hacer una parada de un par de días en Vang Vieng, pero fueron demasiados los que nos explicaron que, aún y ser un sitio precioso, se había convertido en un lugar para estar todo el día bebiendo alcohol, bailando y haciendo tubing, es decir, tirarte por el río con unos flotadores en forma de donut gigante mientras en una mano sostienes una cerveza (o cubata, o lo que sea con alcohol…). Vamos, que Vang Vieng tenía todo lo que estábamos intentando evitar, así que pasamos de largo y directos a Luang Prabang. 


Luang Prabang nos ha dejado con una sensación agridulce. Es una ciudad con mucho encanto, plagado de templos, donde siempre encontrarás monjes paseando por sus calles.



Dos ríos cruzan el pueblo por ambos lados haciendo que parezca una península.


También lleno de casas coloniales que hacen las delicias de muchos turistas, aunque no tanto las nuestras. Sí, muchos definen Luang Prabang como un pueblo muy bonito lleno de casas coloniales que le dan encanto al pueblo, pero realmente lo que ha sucedido es que en los últimos años han construido infinidad de guesthouses y hoteles, eso sí, muy bonitos. Hemos leído que en Luang Prabang hay más de 200 guesthouses disponibles y tantos más restaurantes. En nuestra opinión, eso para una ciudad pequeña es devastador.

Por lo tanto, está a rebosar de turistas; aquí pierdes por completo la noción de que Laos es un país remoto. Paseas por las calles mientras vendedores incansables te ofrecen tuc-tuc’s, bocadillos, zumos de fruta y todo lo que crean que pueden venderte.

Cada noche hay un mercadillo que ocupa gran parte del paseo principal, en el que el turista puede encontrar todos los souvenirs que quiera.


Ha sido el primer lugar en Laos en el que nos han intentado engañar al devolvernos el cambio, ¡y más de una vez! Un poco decepcionante, la verdad. Supongo que el turismo masivo acaba provocando esto.

Es cierto que nuestra impresión de Luang Prabang este influenciada por el hecho de que buscábamos en Laos lugares inhóspitos que visitar, y por el momento hemos estado en la capital y en un pueblo moldeado para el turismo.

Es cierto que los templos son impresionantes, las escuelas llenas de monjes que  están dando clases y los alrededores dotan a Luang Prabang de ese encanto del que todo el mundo habla. Por algo ha sido escogido por la UNESCO como patrimonio mundial.

Hemos pasado dos días visitándolo. El primero lo dedicamos a dar una vuelta por el pueblo y visitar sus calles.


Por la tarde, cuando creíamos que habían cerrado todos los templos, tuvimos la suerte de poder entrar en ellos apenas sin turistas. En el patio de uno de ellos encontramos a unos niños jugando a sepak takraw (como un voleibol con los pies), mientras sus novietas y algunos monjes los miraban.



Y finalmente visitamos el más bonito de los templos de Luang Prabang (Wat Xieng Thong), también el más famoso. 


Coincidimos que llegamos a las 18.00h, momento en el que los monjes empiezan a rezar. Fue espectacular llegar y oírlos a todos al mismo tiempo rezando sentados delante de un gran Buda dorado.


Hay gran cantidad de niños y adolescentes que deciden pasar unos años estudiando en las escuelas de los templos y luego regresan a sus casas, otros dedican toda su vida a la religión. Es cierto que para muchos esto es una opción para poder acceder a unos estudios que de otra forma no tendrían.

El segundo día alquilamos una moto y nos fuimos a visitar los alrededores. Queríamos ir  a unas cuevas cercanas peor un malayo que conocimos nos dijo que no había nada especial que ver allí. Escogimos el plan B y nos fuimos directos a unas cataratas situadas a 26km del pueblo.

Para mi era la primera vez que estaba ante unas cataratas tan granes.



Fuimos a explorar un poco con la intención de llegar al nacimiento de la cascada, superando varias pruebas:

Unas escaleras húmedas,…




una vegetación frondosa,…



trepando en algún tramo,…


¡y por fin en la cima!


Como no, en cuanto vemos agua allí vamos. Así que cruzamos el nacimiento de la cascada de un lado al otro, con algún que otro resbalón.


Dimos un paseo por los alrededores y, como siempre, Iván encontró un sitio en el que darse un chapuzón.


Volvimos a bajar para ir a una zona perfecta para bañarse y en la que pudimos hacer el Tarzán.




Os dejamos un vídeo para que podáis ver el salto de Iván en todo su esplendor.


El último día por la mañana nos pegamos un madrugón para asistir la llamada Alms Giving Ceremony, una ceremonia diaria en la que los monjes salen en procesión a la calle para recoger ofrendas y el respeto de los ciudadanos.


Antes de verla leímos un listado con al menos 8 normas que debes tener en cuenta para asistir y ver de forma respetuosa la ceremonia, entre ellas: no fotografiar con flash para no molestar a los monjes, hacer las fotos con objetivo y desde la acera opuesta, respetar la ceremonia aunque no seas creyente y participar en ella sólo si tiene ningún sentido religioso para ti…  Resulta que sólo nosotros leímos esas normas.

Lo que nos encontramos fue algo un poco decepcionante, un evento más que se ha visto contaminado por el turismo.

Llegamos a las 05:30 de la mañana. Empezaron a llegar tuc-tuc’s con turistas de distintos países, habían pagado para reservar un lugar y así participar en la ceremonia. Esta chica estaba más interesada en posar para mi foto que en la ceremonia.



Mirar a los guiris que hay en la parte izquierda de la fotografía, el que tienen delante es el guía que les iba dando las indicaciones.


Lo de la distancia mínima para hacer fotos tampoco lo respetaban demasiado.


   

Tuvimos la suerte de encontrar a unos ciudadanos locales que sí estaban en la celebración porque así lo creían, y daban un sentido a la ceremonia.





Quizá hemos dado una imagen un poco mala de Luang Prabang. Personalmente creo que es un lugar muy bonito y con mucho encanto, pero la llegada del turismo masivo y la construcción de hoteles y restaurantes que conlleva ha creado un Luang Prabang turístico que explota demasiado los recursos que tiene.

Eso sí, tanto turismo conlleva mucha oferta, y la oferta conlleva poder llegar a una callejuela llena de paradas en las que puedes por menos de 1€ comer todo lo que te quepa en un plato. Non sabéis la de equilibrios que teníamos que hacer para que la montaña de comida llegase intacta a la mesa.


Comer, comimos bien. Tranquilos familia, ya hemos recuperado los kilos perdidos en la India.

No hay comentarios:

Publicar un comentario