Sua s’dei !!!
Tras 5 intensos días en bicicleta recorriendo los templos de Angkor, decidimos darnos un descanso y disfrutar de playa por última vez en nuestro viaje.
Intentar encontrar el sitio perfecto fue más fácil de lo que creímos en un principio. Teníamos en mente una de esas islas solitarias con playas de arena blanca y agua azul turquesa, así que iniciamos la búsqueda en Internet: “playas Camboya”… ésta fue la imagen que nos llamó la atención:
Investigando un poco resultó que la playa en cuestión estaba en una isla llamada Koh Rong, que había empezado a darse a conocer hacía pocos meses, en parte a raíz de que un grupo inversor lamentablemente la había comprado enterita para poderla explotar.
(www.kohrong.com.kh)
(www.kohrong.com.kh)
En ella sólo había un pequeño poblado, o más bien algunas cabañas alrededor de un embarcadero, y 5 guesthouses esparcidas por los 15 km de isla (de punta a punta). Parecía perfecto para poder estar solos en alguna de sus playas.
Ya la habíamos encontrado, ahora sólo había que llegar. Fuimos hasta el pueblo costero de Sihanoukville, donde cogimos un barco que en 3 horas nos dejó en el único embarcadero de todo Koh Rong.
En la isla pasamos 6 días inolvidables, totalmente desconectados: ni Internet, ni televisión, ni teléfono… y con sólo 3 horas de luz al día. Escogimos una cabaña delante de la playa, aislada del resto por unos jardines que te hacían sentir la única persona del lugar.
La cabaña era muy básica, pero la hamaca y el sofá con vistas a la playa la convertían en el alojamiento perfecto. Cuando el sol se ponía volvíamos a la cabaña, ducha fría y a relajarse en la terraza. Iván se adjudicó una hamaca, yo preferí el sofá, más cómodo para escribir el blog.
Cada noche nos entreteníamos viendo cazar a una especie de dragón que vivía en nuestra cabaña junto a su mujer y 5 crías.
Por la noche, aprovechando las pocas horas de electricidad, íbamos al poblado a cenar a un restaurante llevado por una familia local que tenían marisco y pescado fresco. Fresco quiero decir que, cuando llegábamos y le pedíamos que nos enseñase que tenía, iba a su barca y nos traía el pescado vivo para que le diéramos el visto bueno antes de cocinarlo. ¡Por 2€ poco más se puede pedir!
¡Buenísimo!!! Sin duda el mejor restaurante de todo el viaje. También íbamos a desayunar, las mesas en la arena a escasos metros del agua eran idílicas.
Estuvimos en playas prácticamente desiertas…
salvo en algún caso en el que había algún bañista mirón.
Uno de los días cruzamos la isla por en medio de la selva para llegar a la playa más apartada del embarcadero. No fue tarea fácil, hubo que saltar rocas, colgarse de lianas y apartar todo tipo de vegetación…
Pero mereció mucho la pena. La verdad es que no se cómo definir lo que sentí al llegar a la playa, ¿alguna vez habéis tenido 6 km de playa virgen para vosotros solos?
Una imagen vale más que mil palabras...
Tras 6 días de relax tuvimos que decir adiós a la isla, contentos por haberla encontrado y disfrutado, pero tristes por no saber cuando sería la próxima vez que podríamos estar en unas playas como estas.
Hola!!
ResponderEliminarpodríais decirnos dónde os alojasteis en esta isla y la forma de contacto, gracias.
Genial el blog
Hola!!
ResponderEliminarEscribeme a este mail todo lo que quieras saber y os lo explicamos encantados.
moreno.porras.nuria@gmail.com
Saludos