miércoles, 31 de agosto de 2011

Gracias Araceli


Namaste!!!!

Son muchos aquí en la India los que no saben que día han nacido, ni siquiera en que año… pero nosotros creemos que los niños tienen derecho a disfrutar y pasárselo bien, y que mejor forma que celebrando sus propios cumpleaños.
                              
Así que nos pusimos manos a la obra para averiguar las fechas de nacimiento de los niños del centro. Sólo fue imposible averiguar las de Sandhia y Sureka, dos hermanas que sencillamente no tienen fecha de nacimiento, ni la saben ellas, ni la familia más cercana, ni está escrito en ningún tipo de documentación. Así que, como no somos nadie para ponerles una fecha, les dejamos a ellas que escogieran el día del año que más les gustase. Sandhia escogío el 1 de Enero y Sureka el 24 de Diciembre.

Una vez todos los niños tenían fecha se hizo una cartulina con los meses del año, y en cada mes los cumpleaños que habían. Se les explicó que cada final de mes se celebraría una fiesta para todos los niños que habían cumplido años ese mismo mes. 



El día del cumpleaños de cada uno de los niños se les pone una banda con las letras coloreadas de “HAPPY BIRTHDAY”, una corona con la misma frase y se le regala una paperina llena de caramelos. Aquí teneis a Radha celebrando su cumpleaños por primera vez en su vida!!!



 
No tengo palabras que describan la cara de los niños, nunca habían celebrado antes un cumpleaños y mucho menos nunca antes les habían puesto una banda que les hiciera sentir especiales durante todo un día!!!

Pero la gran fiesta de cumpleaños aún tenía que llegar, para final de mes queríamos comprar pastel, galletas, refrescos y caramelos. Hasta el momento esto eran gastos extra que pagaban los voluntarios, pero ahora es distinto. Un dia recibí un mail de una amiga de la familia, Araceli, bueno creo que podría llamarla un miembro de la familia. Pues bien ella ha apadrinado a un niño del centro: Lalaya. Desde el principio tengo una relación muy especial con este niño y me encantó que fuera ella quien lo apadrinase.

 
“Esta foto la tomó Elisa, la fotógrafa voluntaria mientras los niños jugaban con Iván por la tarde. Lalaya es el que esta justo encima.”

La madre de Araceli también ha apadrinado a otra niña Sureka, una de las dos hermanas que llegaron más tarde a vivir al centro.



Pues como decía, un día recibí un mail de Araceli en el que me ofrecía su colaboración para poder ayudar de alguna forma en el centro. Tras pensarlo y ofrecerle varias opciones, creamos una cuenta para las actividades lúdicas de los niños que cubre cumpleaños, salida al cine, excursiones, talleres … y cualquier cosa que haga que puedan divertirse, pero que no llega para cubrirse con las aportaciones de sus padrinos.

Así que el mes anterior fue el primero y con este ya llebamos dos celebrando los cumpleaños gracias a su ayuda. Había un gran pastel, galletas, bebida y caramelos, tanto para los 8 niños que cumplían años el mes de agosto como para todos los niños del barrio que normalmente vienen a estudiar y hacer clases de repaso al centro.

De alguna forma me gustaría agradecer lo que has hecho por ellos y que mejor forma que con las fotos que muestran lo bien que se lo pasan.










Ya están esperando que llegue final de mes otra vez!!!!!!

miércoles, 24 de agosto de 2011

Vacaciones en Hampi


Namaste!!!!

Ya hemos vuelto de nuestras mini vacaciones en Hampi, un pequeño y encantador lugar situado a 1 hora en autobús y 6 en tren de Haribala. Hicimos las maletas y acordamos encontrarnos allí con Gabi y Aitor, dos voluntarios que habían escogido el mismo destino dos días antes.


Esta vez habíamos reservado los billetes de tren con anterioridad, no queríamos encontrarnos con la odisea del viaje anterior, en la estación de Nandyal nada había cambiado había gente durmiendo en todos los rincones del suelo cual alfombra humana.




Y como creo firmemente en el dicho “Donde fueres haz lo que vieres”, no dudamos en tumbarnos en el suelo para dormir las 5 horas que nos quedaban hasta la llegada de nuestro tren, ya que visto nuestro último viaje teníamos serias dudas de que pudiéramos dormir en el tren.



Para nuestra sorpresa el tren estaba casi vacío en comparación a la última vez, nos explicaron que Mayo es la época estival en India y en la que los que se lo pueden permitir aprovechan para viajar. También aprovechan para casarse y suelen viajar familias enteras. Los demás meses la gente no viaja tanto, únicamente usa el tren para ir a trabajar y las rutas turísticas suelen ir más vacías.

Reservamos los billetes de tal forma que tanto a la ida como a la vuelta viajaremos de noche y así poder dormir.

Llegamos a Hospet a las 06:30 de la mañana, ya sólo quedaba un paseíto en busca del autobús que nos llevaría directos a Hampi. Una vez en la estación fue fácil encontrar el autobús, era el único al que no paraban de subir blanquitos.

Llegamos a Hampi y fuimos directos al embarcadero donde habíamos quedado con Gabi y Aitor. Allí estaban, bronceados con cara de felicidad tras dos días comiendo pizza y pasta, preparados para cruzar el río y alojarse en la otra parte de Hampi. En Hampi hay dos zonas separadas por el río, la zona a la que se llega en autobús es la de Hampi Bazaar, donde están todas las tiendas, restaurantes y la mayoría de los templos en ruinas.


Luego está la parte de los arrozales a la que se accede cruzando el río en barquita y en la que se encuentran los hoteles estilo cabaña con vistas a los arrozales y con poca cosa que hacer aparte de descansar, comer y escapar del sonido de cláxons.


 
La primera sorpresa del viaje fue bajar unas escaleras que nos conducían a la barquita y oír a un indio pidiendo paso, girarnos y encontrar a la elefanta Laksmi que venía a tomar su baño matutino.



Una vez cruzado el río nos pusimos a buscar hotel, fuimos parando uno a uno preguntando por los precios de las cabañas intentando buscar el más barato y decente al mismo tiempo. Finalmente acabamos en el Shanti Guest House, un conjunto de cabañas con vistas a los arrozales por un coste de 5€ la noche/cabaña.

Las vistas al atardecer eran increíbles.


 Gabi y Aitor cogieron una cabaña y nosotros otra justo al lado.


Dejamos las mochilas y no tardamos en encontrar un lugar en el que sirviesen comida occidental, pedimos un desayuno completo con huevos fritos, tostadas, patatas, pimientos, café… Sólo hay que ver nuestras caras!!!


Cuando nos quedamos saciados, alquilamos una moto y a perdernos en un paisaje realmente espectacular.



Os dejamos un vídeo que filmó Gabi mientras Aitor conducía la moto, lo que en términos cinematográficos se llama un travelling. "No veas lo que hemos aprendido! eh Aitor? Sobretodo acuérdate de nosotros en los Goya. Recuerda, palabra clave : TAIWAN".




Fue una mañana increíble, algo nunca visto para mi, un paisaje tan tropical y con unos enormes mantos verdes de plantaciones de arroz.

Para comer quisimos ir a un restaurante que nos habían recomendado: el MANGO TREE, un restaurante con vistas al río construido bajo un árbol de mangos enorme. Eso sí, para llegar teníamos que volver a cruzar en barca el río.


Fue una comida que ninguno de los 4 olvidará nunca, y no por lo bien que comimos (que también), si no por la aventura que nos esperaba.

Mientras comíamos se puso a llover, y aunque intentamos relajarnos y no pensar en el hecho de que el caudal del río subía y eso nos imposibilitaría volverlo a cruzar, Aitor no pudo más que observar atento como el agua iba cubriendo una roca que él había tomado como referencia. Comimos en 20 minutos y aunque Iván no paraba de asegurar que podríamos cruzar al otro lado los demás no acabábamos de creérnoslo.

El pronóstico de Iván fue fallido, era imposible cruzar el río en  barca, la única solución era coger un rikshaw que tardaba 1h 30 minutos en hacer el recorrido que una barquita nos hacia en 2 minutos.

Tras muchas negociaciones conseguimos que el precio inicial de 1000 rupias por el viaje bajase hasta 450 rupias.

Una hora y media después tras ir por un camino embarrado entre plantaciones bananeras y empaparnos de agua hasta las cejas debido a una tormenta monzónica, llegamos a la otra parte. Bueno, todavía no, para nuestra sorpresa aún debíamos cruzar un riachuelo  con un bote. Más bien parecía un donut de la Isla Fantasía… 



Toda una aventura que quedará en el recuerdo de Gabi, Aitor, Iván y Nuria.

Al día siguiente Gabi y Aitor volvían a Haribala, pero a nosotros aún nos quedaban 3 días más. El río seguía igual, así que decidimos que pasaríamos el día paseando por los arrozales, esta vez a pie, y que al día siguiente por la mañana cruzaríamos al otro lado para gastar los 2 días que nos quedaban en la parte de Hampi Bazaar.

Ese día fuimos a visitar el templo de Hanuman situado en la cima de un monte al que se accede subiendo 570 escalones. 




Las vistas desde lo alto eran impresionantes.


Iván hizo algún que otro amigo.

 Muy a nuestro pesar nos despedimos del Shanti Guest House para cruzar al otro lado y pasar allí los dos días siguientes.

Resultó que en el otro lado encontramos una habitación por 3,5€ la noche en un hostal con una cocina más allá de sus fronteras.
  

Los dos días los pasamos visitando antiguos templos y conociendo a un montón de gente.

Una noche cenamos con David y Mónica, unos catalanes que acababan de llegar a Hampi después de un turbulento viaje desde Bombay. “Suposo que ja haureu après a fer el sí i el no amb el cap, oi? ”  ;)

Otro día conocimos a Dani, otro catalán que estaba pasando sus vacaciones visitando el sur de India con su pareja nativa Bangalore.

Y sobretodo conocimos a muchos indios hospitalarios que creo no dejarán nunca de sorprenderme. En especial quiero hacer mención a una mujer muy amable que nos explicó que cantaba en la radio y decidió sin conocernos de nada invitarnos a un “xai” (leche de búfala con té negro) en una parada ambulante, además insistió en regalarme unas pulseras para que “no me olvidara nunca de ella” (palabras textuales).

Ese mismo día entramos en un templo donde se estaba haciendo algún tipo de celebración. Sin dudarlo la gente nos guió hasta la parte trasera donde un grupo de mujeres estaban cocinando.




Insistieron en que nos lleváramos comida, no podíamos negarnos, de modo que nos envolvieron todo en una hoja de platanero y en la primera sombra que encontré me lo comí encantada, estaba riquísimo!!!




El resto de los dos días estuvimos visitando todos los rincones en los que encontrábamos templos, os dejo algunas fotos de los sitios que más nos impresionaron.




Lástima que en este templo encontramos algunos turistas, fue el único.







Para despedirnos de Hampi el último día subimos hasta la cima de la montaña más alta de la zona para contemplar las vistas. Fue espectacular, nunca antes había visto un paisaje parecido.

 
Sobre esta montaña disfruté de mis últimas horas en Hampi antes de regresar al centro y volver a ver otra vez a mis 20 niños que tanto estaba echando de menos.