martes, 10 de julio de 2012

Sare Fodigeh


Tanala!!!

Si hay un lugar en Gambia en el que siempre nos han recibido con los brazos abiertos, y donde todos sus habitantes no han dudado en ofrecernos todo lo que han tenido, que a nuestros ojos podría ser poco, no puede ser otro más que Sare Fodigeh.

Se trata de un pequeña aldea a tan solo 6 kilómetros de nuestro pueblo, de etnia fula, a diferencia de Diabugu que predomina la etnia sarahule. 

  

 

A los fula se les distingue muy fácilmente del resto de etnias, en especial a las mujeres. Se caracterizan por llevar, entre otros ornamentos, un montón de pendientes dorados alrededor de la oreja, donde los principales son dos aros dorados enormes con un hilito rojo. Además, la mayoría también llevan un collar ajustado a la garganta y, cómo no, collares y pulseras hechos a mano con bolitas de colores.

  

Un día decidimos coger las bicis y pedalear los 6 km para hacerles una visita. No os podéis imaginar el calor que hacía a las 09:00 de la mañana por en medio de la sabana.



El recibimiento fue increíble. Habíamos avisado con antelación y todos nos estaban esperando con una bandera improvisada, hecha a mano, en señal de bienvenida.


En la mayoría de pueblos de Gambia tienes la sensación que casi todos son niños, y Sare Fodigeh no podía ser menos. En un momento nos vimos rodeados de niños que nos seguían allá dónde fuéramos.


Sus caras al mirarnos no tenían precio, parecía que fuésemos los primeros blancos que veían.


 

Hace un año, la ONG con la que estamos cooperando (Amics i Amigues de Diabugu Batapa) llevó a cabo un proyecto para hacer llegar agua corriente al pueblo. Hasta entonces sólo disponían de un pozo con agua no apta para el consumo humano, que únicamente deberían usar para lavar y dar de beber a los animales. 

  

Para poder beber agua potable, cada mañana, las mujeres del pueblo recorrían los 6 km a pie hasta Diabugu para volver cargadas con dos garrafas de 20 litros, una la llevaban en la cabeza y la otra en una de sus manos. Realmente era difícil pensar en poder beber agua saludable.

Pero desde hace un año todo ha cambiado. Se instaló una bomba que, mediante placas solares, consigue la potencia suficiente para extraer agua de un pozo subterráneo apta para el consumo humano. 

  

De este modo las mujeres sólo deben ir a las fuentes que hay a la entrada del pueblo y llenar ahí sus garrafas.

 

La vida de esta gente realmente cambió con la llegada de agua potable, en especial la vida de las mujeres.

Tras ver el proyecto nos invitaron a dar una vuelta para enseñarnos el pueblo. Las caras de asombro continuaban mientras recorríamos las calles.


Aunque parezca mentira, ese niño pedaleaba la bicicleta tal y como lo veis colocado, pero paró para echar un vistazo a los "tobaco" (o algo así nos llamaban aquí).




Mientras recorríamos el pueblo, nos dimos cuenta de que era uno de los lugares más pobres en el que habíamos estado jamás. No hay una tienda en la que poder comprar una barra de pan, ni una parada con alguien vendiendo las cuatro cosas básicas para cocinar, ni obviamente un médico... no hay nada, nada de nada, únicamente cabañas construidas sobre un suelo de arena de playa, un pozo y las dos fuentes que se instalaron recientemente.

 


Pasamos por delante de una niña que estaba desayunando, no pareció importarle en absoluto que dos blancos cruzaran por delante suyo.


Su desayuno era más importante.

 

Tras un breve recorrido por el pueblo tuvimos una reunión con los mayores dirigentes: alcalde (alikalo), presidenta de la asociación de mujeres, presidente del comité de desarrollo... para que nos explicaran como estaba funcionando el proyecto del abastecimiento de agua.

Fue el meeting más peculiar que habíamos hecho nunca, sentados en unos mini taburetes de madera y cubiertos por una estructura de cañas que intentaba apaciguar el tremendo calor de más de 40ºC.

  

La reunión hubiera sido un fracaso si no hubiéramos contado con la colaboración de, como no, un traductor: nuestro amigo Kulle Jallow, el único del pueblo que habla inglés. Es también el responsable de presentar proyectos a diversas ONGs para conseguir ayudas para Sare Fodigeh.

Es el que está sentado a la derecha de Iván.

 
Acabada la reunión, la asociación de mujeres tenía un regalo para mí. Me habían hecho unas pulseras fula preciosas, que me ayudaron a ponerme.

 


Tras la reunión, el regalo y los mutuos agradecimientos, nos quedamos a comer. La comida nos la habían preparado en casa de nuestro amigo Kulle. Su casa no es más que una cabaña redonda en la que hay 2 camas y ropa colgada por todas partes.


La comida consistió en arroz acompañado de salsa de cacahuete que comimos al modo africano, es decir, de cuclillas en el suelo y comiendo todos a la vez del mismo bol.

  

 

 

Tras la comida, cogimos nuevamente las bicicletas y nos volvimos a casa.

  

Aunque sólo son 6 km, hubo que hacer una parada bajo la sombra de un árbol para beber algo de agua.

  

Más de uno debió pensar: “¿Dónde van estos tobaco en bici con el calor que hace??!!”

1 comentario:

  1. gracias a vosotro que mucha gente esta conseguiendo un sueño..he visto sarre fodiye, es un pueblo que falta mucho para desarollarse. yo soy de diabugu.mill gracias y un gran abrzo a vosotros......SOY MUSA TOURAY

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